"Adolfo Masyebra."

lunes, 27 de junio de 2011

"Diario de una mente....


...insoportable."

Lo peor de tener una mente insoportable no es el hecho de no soportarla, sino de tener que hacerlo. En días malos, la mente insoportable es la peor compañía, sin poder además desprenderse de ella. No todo el mundo entiende el concepto de mente insoportable.

Simplemente, no todo el mundo entiende un concepto.

Lo peor de este tipo de mentes es el hecho de que jamás te aburres, para bien o para mal. Lo más parecido al aburrimiento es dejar que tus pensamientos fluyan intentando no escucharlos. Eso sí, ponte a conseguirlo.

Cuando la mente insoportable esta con ganas de juerga, te impedirá pensar con claridad, por mucho que intentes someterla, te vencerá. Hay quien usa drogas, y hay a quien ya no le funcionan. La dosis para aletargar una mente insoportable en un día sensible, es incalculable.

El hecho de soportar lo insoportable es curioso, te fastidia al principio, se convierte en molestia, de ahí pasa a tumor maligno doloroso y, después, por arte de magia, convives con ello. Así cíclicamente. Día bueno, día normal, día malo, día peor. Convivir con ello no quiere decir: ¡Ala! ¡Conseguido! ¡¡Es soportable!!

No, no, no, no…. Dejemos algo claro. Si a ti te están clavando una navaja en el muslo, primero un poco, luego otro poco, después más y por último, repetidamente, en plan penetración, sube y baja, te duele. Por mucho que aprendas a “convivir” con el hecho de que te van a estar clavando esa navaja en el muslo una y otra vez. El dolor puede llegar a ser parte de uno, puedes hacer de ese dolor continuado una rutina y conseguir que “duela menos” por costumbre. Pero eso no quiere decir que te ponga cachondo ni que te mole. A pesar de que el dolor parezca psicológicamente menor, el daño está ahí. El autocontrol para convivir con un mete-saca de navaja en el muslo es el de, como mínimo, la de un analgésico. (Persona que nace con la incapacidad de sentir dolor físico por un fallo en sus conexiones neuronales.)

Algo parecido es una mente insoportable. El dolor es mental, dolor de congestión, de bullicio, de atasco. Compresión. Implosión. Griterío. Fluir incesante de voces que aúllan en pos del caos y la destrucción interna. Cuando intentas controlarlo, debes tener apoyo, ya sea musical, espiritual, sustancial o humano. A veces funciona masturbarse, pero por solo unos instantes, así que ni merece la pena. El relax necesario para enfocar las voces, cribarlas y “escuchar las importantes” es el equivalente al de echar el polvo de tu vida después de haber mezclado la bebida de después con tranquilizante para elefantes. Así, todo sería silencio… absoluto…

Pero no, no estamos en condiciones ni de drogarnos duramente ni de echar el polvo de nuestra vida, así que… ¿Qué hacemos? Escribir… Dejemos que la sangre fluya por los dedos y compongamos una melodía, satánica si hace falta, pero compongamos. Hablemos del suicidio, de la causas perdidas, del cagarla y de la imperfección del dios amor. Hablemos pues también del deshonor, de la lealtad y de la crudeza de la vida en algunos aspectos. Matemos con palabras los gritos de desesperación que aumentan las ganas de auto inmolarse y ahoguemos a sus congéneres, los impulsos de destrucción masiva en alcohol. Aniquilemos sin compasión a todo aquel que nos duela, ya sea interno o externo. Hablemos del poder de la escritura furiosa y de lo insoportable de los diarios insoportables. De los pensamientos extraviados, del dolor del amor perdido, de la vida feliz, pasada y arruinada. Gritemos en contra de la felicidad gratuita y pidamos compasión para nuestras familias, que a nosotros no nos hace falta, que ya caerá el cielo sobre nuestras cabezas y pondremos los brazos en alto, tratando de aguantarlo.

Tenemos la fuerza necesaria para desangrarnos en el papel y versar sobre la injusticia de la traición, de las puñaladas por la espalda y del desarraigo, del dolor, de la puta mal pagada. No quiero dar a entender que escribamos sobre drogas, sexo ni sobre nada prohibido, quiero que quede claro que debemos hacerlo. La mente insoportable exige ser sincero, incuestionable y leal a uno mismo, pero nunca, jamás, permitirá que el ego autodestruya a su portador. Por eso, también deberíamos escribir de la humildad, de la ciencia oculta de la compasión, la tolerancia y por qué no, del odio y de lo peor, el rechazo y la manipulación.

Quiero decir que, cuando una mente es insoportable, lo mejor, es hacer lo que ella te pide, no vaya a ser que te coja como rehén y haga que te suicides. Riele las gracias, apláudela y sorpréndete disfrutando con la sensación de “control” momentánea, que ya te apuñalara de nuevo cuando menos te lo esperes.

“…Se busca: un buen suicida instructor…” – Wanted – XIX Blues n roll en Castellano.

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